POR NEUS LÓPEZ
La calle de Sant Miquel, paralela a la calle de Sa Font, rinde homenaje al patrón del pueblo: Sant Miquel (Qui ut Deus?). Mucho más corta y menos empinada. En otros tiempos fue calle comercial y bulliciosa mientras que en la actualidad, a pesar de sr una vía céntrica y cercana a la Plaça Espanya, se transita por ella con la tranquilidad y el sosiego de una carrera de pueblo donde los vecinos se conocen y se saludan. Debe su historia de calle céntrica y popular cuando en épocas pasadas era paso de los obreros que salían de las fábricas de zapatos que en los años 50 llenaban el pueblo de Llucmajor. Por ese motivo fue, que en dicha calle, se instalaron en su día diferentes comercios aprovechando la afluencia del gentío otorgándole la etiqueta de vía comercia que quedó en el olvido una vez que cerraron las fábricas para siempre.

Pero esta calle tiene una singularidad única en todo el municipio, en una de las casas que hace esquina con la calle Dels Gats, camino zinzagueante de aceras demasiado estrechas para ser transitadas y que los vecinos han tenido a bien convertirlas en un paseo de macetas embelleciendo a la vista de los transeuntes, también tenemos el llamado y reconocido «Cantó de la Bombarda».
Una Bombarda es un arma de artillería de cañón corto y de gran calibre, la cual, en esta calle, se encuentra engastada en la esquina siendo una con la piedra de la casa y dando la sensación que sostuviera el cantón.

Arriba reza un fragmento de un poema de nuestra ilustre poetisa María Antonia Salvà que ya se hace eco de la singularidad de dicha arma haciendo volar la imaginación del destino que la llevó a formar parte del paisaje del vial.
De esta manera, la calle de Sant Miquel, es un amalgama de tiempos, de épocas que se entrelazan en vestigios que van desde un cañón de fuego del siglo XIV, pasando a los ecos de la poetisa «llucmajorera» por excelencia nacida en el XIX, hasta la huella de una red comercial que en los años 50 hizo de ella un centro económico y terminando en lo que es actualmente, un ir y venir de vida tranquila a la espera que el futuro la alcance en un momento u otro.
